Hoy os traemos este bonito Preludio Op.9 nº1 de Aleksandr Skriabin (1872-1915) que fue un gran pianista y compositor ruso; vivió a caballo entre el postromanticismo de F. Chopin, F. Liszt, R. Wagner y la música impresionista y atonal de principios del siglo XX.

También fue poeta y filósofo y no es raro sentir muchas veces al escuchar su música que nos transporta a ambientes espirituales y místicos, fuera de nuestro mundo más terrenal…

Escribió principalmente música para piano pero también compuso algunas obras orquestales. Entre sus obras podemos destacar sus diez sonatas para piano, estudios y muchos preludios para piano, el precioso concierto para piano y orquesta en Fa# menor, tres sinfonías y dos poemas sinfónicos. Hizo largas giras de conciertos por toda Europa y también alguna por Estados Unidos. Era muy hipocondríaco y murió joven, a los 43 años de una infección que se causó en un labio cuando se afeitaba.

Y parece que además del oído absoluto (que suponemos que lo tenía) tenía también el don de la SINESTESIA y percibía las notas musicales como colores!!! Cuando escuchaba la nota Do, para él representaba el color rojo. El amarillo era un Re, el naranja era un Sol, el verde era un La, el azul marino un Si, etc. Es realmente difícil de imaginar para la gente normal o incluso para los músicos normales, la verdad, pero supongo que en esto se basa gran parte de su genialidad como músico. Por nuestra parte no podemos hacer nada más que agradecérselo.

Por otra parte, tenía las manos un poco más pequeñas de lo normal y llegaba como máximo a una novena (por ejemplo de la nota Do a la Re de la siguiente escala) en el piano, cuando ya era adulto, lo que parece le afectaba bastante porque tenía compañeros de conservatorio que llegaban a una décima y más. Y un día, al estudiar demasiadas horas seguidas, se dice que piezas de Franz Liszt y de Mili Balakirev (que supongo debían tener las manos mucho más grandes que él), se lesionó la mano derecha y llegó a pensar que nunca se recuperaría (afortunadamente no fue así).

En esas circunstancias, compuso en 1894 el Preludio y el Nocturno Op. 9 para la mano izquierda, que son dos piezas preciosas. Aquí os dejamos el Preludio pero os animamos a que escuchéis también el Nocturno. Parece que las partituras se tuvieron que reeditar varias veces porque se hicieron muy famosas y se agotaban a los pocos días de editarse, vamos que fueron los ‘hits’ del momento.

Las piezas que se nombran en el vídeo son las siguientes:

Concierto para la mano izquierda. (Maurice Ravel) 

– Estudio nº 12 Op. 92 (M. Moszkowski)

– Nocturno Op. 9 nº2 (A. Scriabin)